domingo, 27 de diciembre de 2015

Donde la bruja es bruja

Donde la bruja es bruja

Hemos hecho un breve y apretado recorrido por los conceptos abigarrados que tiene la brujería en tierras de Galicia y Asturias, pudiendo comprobar que existe una gran similitud entre la de ambas zonas, denotando un principio común muy difícil de determinar y fechar. Tras este recorrido intentaremos penetrar en el lugar primordial de la brujería, en la tierra verde, hermética y antigua, altar y nacimiento de las más importantes sacerdotisas del diablo, el País Vasco.

Si en Galicia decíamos que la meiga tuvo personalidad propia, fue real y por tanto perseguida, castigada y aniquilada por la Santa Inquisición, y en Asturias, el fenómeno, salvo esporádicos casos, fue más tradicional y mítico que real; es en los valles, montes y caseríos de la tierra vasca en donde la persecución, acoso y castigo puede considerarse, sin exageración, como una auténtica masacre.

Según estudios de Caro Baroja y otros importantes investigadores del tema, el Santo Oficio, en su celo y devoción, cumplió con creces su misión por esas tierras, no respetando en la «limpieza» ni condición, ni edad, ni duda. Y así conocemos procesos como el del pueblo de Inza, en el valle de Araiz, ocurridos en el año 1595; el auto de fe de Logroño, en donde se condenaron a las sorguiñas de Zugarramurdi en 1611, año de otro proceso importante, el de Fuenterrabía; también los de Ceberio, Valcar-los y Roncesvalles en el año 1525; el de Anocibar en 1575, y un largo etcétera que nos ha permitido conocer, por las declaraciones de los enjuiciados y los testigos de la época, los detalles de aquellas manifestaciones y entornos de la bruja vasca, la sorguiña. Salen de estos procesos informes que son auténticos tesoros para el investigador actual, destacando el de don Alonso de Salazar y Frías, juez inquisidor del proceso de Logroño, antes mencionado, en el que, con riqueza de detalles, se narran las declaraciones testimoniales de mil ochocientas dos personas, sólo del valle de Baz-tán, en donde se descubrieron ungüentos, ollas, polvos, utensilios, brebajes y demás materiales relacionados y atribuidos a la brujería.

Debido a tan dura persecución. es lógico que quedaran pocos adeptos a las misas del diablo, extinguiéndose posteriormente los conceptos auténticos de la bruja. Pero a través de los años, hasta la actualidad, perdura en la memoria del pueblo vas-con ese miedo ancestral por las sorguiñas, que no es óbice para que, al igual que el resto de España, en los lugares más apartados y en las mentes más humildes aún se les tema y se les respete, teniendo en cuenta siempre su presencia acechante y confiando en las menos dañinas sus males y pesares. La presencia viva y constante la alienta el recuerdo de su pasado real, encontrándose en múltiples lugares como fuentes, riscos, peñascos, cuevas, senderos y bos- -ques, el nombre de la sorguiña.