domingo, 11 de enero de 2015

La Leyenda de San Jorge

Siendo un joven oficial en tierras de Libia, estuvo la ciudad de Silca o Silene, donde acudían a veces dragones. Cuenta la leyenda que un dragón, estuvo atacando Silca durante un periodo de tiempo. El dragón era muy feroz y se llevaba niños, jóvenes y mujeres que acababan muertos. Un buen día, según cuenta la leyenda, el dragón exigió que le entregarán a la bella hija del Rey de Silene. El monarca horrorizado ofreció al dragón todas las bellas pertenencias que tenía a cambio de la vida de su hija. El pueblo se indignó de aquellas palabras y exigió al rey que entregara a su hija ya que ellos habían perdido a sus hijos y seres queridos durante los ataques del dragón a la población. Pero el rey no quería aquella muerte horrible para su hija. Para apaciguar los deseos del pueblo, el monarca aceptó entregarle a la princesa. La bendijo y la dejó a fuera de las murallas de su ciudad para que el dragón la recogiera. San Jorge que en ese momento llegó a la ciudad se encontró con la bella joven a la que le preguntó que ocurría puesto que lloraba desconsolada.

 La doncella le respondió a sus preguntas como pudo. San Jorge le ofreció su ayuda y su protección. En ese momento, justamente, llegó el dragón enfurecido que salía del lago donde vivía. Rápidamente St. Jorge montó sobre su caballo y sacó su espada y con mucho coraje se le enfrentó. Mientras luchaba se encomendó a Dios ofreciéndole aquella bestia del mal a cambio de la victoria. En su armadura el símbolo de la cruz en blanco lucía sobre su pecho y mientras el enfrentamiento, St. Jorge seguía abogándose al todo poderoso. Una vez que pudo controlar al animal, St. Jorge pidió a la princesa que atara al cuello del dragón su cinturón y así lo hizo la joven. Los villanos (la gente del pueblo) que siguieron el combate desde las murallas salieron a ver muerto al dragón. Cargaron en carro a la bestia mitológica todavía viva, adormecida, a causa del impacto del caballero cristiano con su espada. Una vez en la ciudad, ante toda la población y del rey, San Jorge les dijo: “El monstruo está dormido, no despertará, pero Dios quiere que le honréis recibiendo el sacramento del bautismo. Dejad vuestras creencias y entregaros al dios de los cristianos y a cambio yo mataré al dragón con mi espada”. Enseguida que el dragón parecía que iba despertando la gente se horrorizó y se dejaron bautizar por el santo. En cuando el dragón despertó, San Jorge montó en su caballo y con un su espada atravesó al dragón, cayendo éste desplomado al suelo. Su sangre se escampó por todo y de rodillas St. Jorge entregó a Dios su victoria. Dice incluso su leyenda que San Jorge quiso hablar con el rey y enseñarle cuatro nuevas aptitudes: Crear y honrar una iglesia al Dios cristiano, ayudar a sus sacerdotes, asistir regularmente a misa y proteger a los pobres y necesitados. Al principio, cuenta la leyenda, San Jorge ocultó su religión hasta que un tiempo después decidió hacer pública su condición de cristiano. Cuando el emperador conoció este dato, no dudó muy enfadado, ordenar ejecutar al joven tribuno. San Jorge protestó y criticó la política persecutoria del emperador. Días después de su tortura por parte del ejército romano, San Jorge fue decapitado, muriendo así el 23 de abril del 303. Su tortura tuvo como escena las murallas de Nicomedia (Turquía), donde estaba destinado. Los testigos de sus torturas y posterior muerte acudieron a la emperatriz Alejandra de Bizancio para contarle aquel momento. Los mismos convencieron a la monarca de que se convirtiera al cristianismo. Su cuerpo fue sepultado en la población de su madre: Lydda, también conocida como “Hagio Georgiopolis”. Su tumba todavía es venerada por los cristianos, principalmente por los cristianos ortodoxos griegos. En la inscripción de su tumba se lee: “San Jorge, portador del estandarte” en griego. En Israel se cuenta que el venerable nació en Lydda (Israel) y no en Capadocia, como cuenta la leyenda. Su fábula la trajeron los marineros y cruzados europeos venidos de Siria en el siglo XI. En Grecia, el primer país que introduce en su liturgia la vida de este santo, tan venerado. Antes de estos acontecimientos, San Jorge ya era muy querido en Siria y Palestina. El emperador Constantino I construyó una iglesia en honor al santo convirtiéndolo en un beato para la iglesia ortodoxa griega. Uno de los primeros Papas de la Iglesia le canonizó en el año 494 y fue el papa Gelasio I, señalándo como fiesta de San Jorge el día que murió degollado, el 23 de abril e inscrito en el santoral católico. En el siglo VI, un abad irlandés, Adomnanus de la isla de Iona se hizo con los relatos del obispo de Galia, en que Arkulf peregrinó a Tierra Santa hacia el año 680 y trajo consigo la leyenda. Los cruzados de la Tercera Cruzada (1189-1192) intentaron recuperar la iglesia destruida años atrás en el 1010 y posteriormente volvió a ser destruida por los hombres de Saladino en el año 1191. No se pudo construir ninguna iglesia en aquel emplazamiento hasta el siglo XIX, en el año 1872. En España, este santo vino de la mano del rey aragonés, Pedro I, que parece ser, se le apareció durante la batalla de Alcóraz (Huesca) en el año 1096. Pedro II fue quien fundó en el año 1202 la orden militar de San Jorge en un castillo de Tarragona. Su hijo, Jaime I “El Conquistador” también habla de St. Jorge en su libro de hechos, en la que relata que se le apareció el santo cuando estaba conquistando Mallorca y Valencia. Desde entonces, su leyenda está muy vinculada a la corona de Aragón. San Jorge fue siempre el segundo patrón de Cataluña, después de Sant Jaume y el primero de Aragón, y adoptado como uno de los santos más venerados de la costa levantina española.

 INTERPRETACIÓN DE SU FIGURA CON EL DRAGON: Animal mitológico que surge en varias leyendas de todo el mundo, principalmente europeas y asiáticas De siempre la iglesia católica ha interpretado la figura de San Jorge como el arma de Dios en la Tierra. Su caballo blanco en el que iba montado, era la iglesia. La lanza el arma otorgado por Dios era para acabar con la blasfemia, el mal, la tentación y sobre el ángel caído, que en este caso, es la figura del Dragón. Curiosamente tiene mucho que ver con la figura de San Miguel Arcángel, ambos matando al dragón o al demonio con arma de metal, lanza o espada. En el Medievo, la leyenda nos sitúa a un San Jorge ante una princesa prisionera de un dragón, delante del castillo o de unas murallas de una ciudad en el que su padre es el rey, quien además es quien pide al santo que la rescate en su nombre.

Mahavatar Babaji

Tras "sobrevivir" al famoso día estipulado por los Mayas como "Fin del Mundo" y observar que nada ha ocurrido aparentemente, ni siquiera en el plano conceptual sobre la mentalidad social, me planteo como única solución para limpiar la penosa imagen, que estudiosos han otorgado a las escrituras mayas, exponer experiencias místicas que quizás alumbren el camino de la autorealización espiritual.
Antes de comenzar con la historia quisiera explicar la experiencia mística como tal, ya que es un concepto vacuo para la mayoría de las personas que creen que ganar la lotería es algo místico.
El misticismo es la experiencia o vivencia donde el alma alcanza el grado máximo de unión con el universo y el conocimiento universal se desplega en todo su esplendor alrededor de nuestro ser. Es propio de religiones como la judía, cristina, islámica...En el Budismo es el punto trascendental del conocimiento y la perfección del alma.
Una vez introducidos en el concepto quisiera contaros una pequeña historia: la historia de una experiencia mística.

Babaji es uno de los conocidos maestros divinos de la humanidad, el representante del creador. Nos enseñaba (y sigue enseñándonos desde su estado de no reencarnado) cómo podemos transitar el camino hacia la perfección de uno mismo. La Leyenda atribuye al famosos yoghi la capacidad de materializarse y desmaterializarse en cualquier situación y lugar donde un buscador de la verdad necesitaba de su sabiduría.
Babaji nos incitaba a buscar la armonía en todos nuestros pensamientos y actos y, como guerreros, mover todas las montañas para buscar el encuentro con el creador.
Se cuenta que un americano, en medio de una expedición en el himalaya, se alejó tanto del grupo que se perdió y estuvo vagando en busca de de la expedición hasta que las fuerzas se desvanecían. Cuando estaba en ese punto entre la vida y la muerte le pareció ver algo que se movía por la nieve. Al acercarse observó que se trataba de un grupo, aunque reducido, de personas. Tuvo la extraordinaria sensación de que al fin su expedición lo habían encontrado. Pero nada más lejos de la realidad, se trataba, eso sí, de una comitiva de lo que parecían monjes, en absoluto silencio. Monjes que seguían los pasos de cerca de alguien que presidía la comitiva. Una persona con un aura diferente, como si el frío de la nieve no le afectara, como si nada real le afectara. El americano sentía una extraña sensación de bienestar y el monje que guiaba la comitiva se le acercó y le dijo- Yo soy Babaji. Tú no me has encontrado, yo he venido a ti porque buscabas la verdad y he venido a ayudarte. Los que me siguen nunca desvanecen, se mantienen inmortales al paso de las eras, porque entienden que sus almas están vivas y conectadas con el alma del creador, que es inmortal. Si decides seguirme, acudiré a ti siempre que me requieras, pero jamás deberás dar testimonio de mi existencia a los que viven el tiempo contando las arenas- El americano accedió y prometió no dar testimonio de aquella experiencia. Cuando despertó se sentía desorientado, débil, confuso pero vivo. El grupo de su expedición lo encontró y lo asistió de vuelta a la base. Tiempo después y ya en su ciudad, con un grupo de amigos en su casa comentando diferentes experiencias místicas entre ellos, el americano afirmó que en la excursión por el himalaya había conocido a un monje místico fuente de la sabiduría eterna y que éste se materializaría ante él cuando quisiera. Ante las mofas y dudas de sus amigos accedió a demostrar su historia y llamó a Babaji como éste le había enseñado. Para asombro de todos los presentes el yoghi se materializó en el salón de la casa ante la atenta y atónita mirada de todos. Babaji parecía decepcionado con el nuevo aprendiz al que había acudido y le dijo- Has roto el pacto doblemente. Me llamas sin necesidad de conocimiento ni ímpetu de búsqueda a través de tu alma y ante terceras personas. No eres digno de mi conocimiento ni de la verdad. No eres digno de surcar la senda del conocimiento. Cuando vuelvas a requerirme y pronuncies mi nombre solo seré un recuerdo superfluo de una experiencia soñadora en tu mente- y desapareció desvaneciéndose en el mismo lugar.

Esta historia, extraída de una colección de libros sobre todas las temáticas de origen misterioso que poseo en casa, es la manifestación de una lección primordial: que el conocimiento se alcanza en un plano interior, silencioso y que, la verdad no se encuentra, se materializa cuando ella quiere porque hemos sido pacientes.
Quizás la humanidad esté al borde de una nueva crisis existencial al contemplar todos los avances técnicos que estamos experimentando en nuestros días, pero que sin embargo la crisis económica y las continuas guerras nos siguen mostrando que estamos estancados mentalmente y que no evolucionamos. Quizás a través de esta crisis existencial broten nuevas concepciones y conciencias que nos permitan trascender a un nuevo colectivo más armonioso con la sociedad y sobretodo con el universo.