viernes, 25 de septiembre de 2015

El Mito de Osiris

Antes de nada quisiéramos recomendar este fantástico artículo sobre el tarot egipcio que han escrito nuestros amigos de tarotybrujeria.com. Dicho esto vamos con el mito de Osiris:

Pese a que el propio dios del Sol, Ra, pide al dios del viento, Shu, que mantenga alejada a su hija —la diosa de los cielos, Nut—, de su otro hijo, Geb, el dios de la Tierra, la diosa celeste consigue burlar tanto la prohibición como la vigilancia de su padre, y consigue realizar su deseo, unirse con su amado hermano. Inmediatamente, el burlado Ra, colérico, condena a la transgresora a una terrible pena: no poder dar a luz en ninguno de los días del año (que eran entonces, nos informa el mito, 360 días). Pero, apenado por la suerte de la diosa, de quien estaba secretamente enamorado, Thot, el dios con cabeza de ibis que era maestro supremo de la aritmética, de la palabra, de la escritura y, claro está, de los escribas, decide entablar una partida de dados con la Luna, y consigue ganar a este astro un setentaidosavo de su luz. Y es con esta ganancia con lo que Thot fabrica esos cinco días que añade al año, que pasa así a tener 365 días de duración, y en los que Nut puede dar a luz a las cinco divinas criaturas que han engendrado sus entrañas: Isis, Osiris, Seth, Neftis y Haroeris.

El Mito de Osiris


Tras reinar como soberano de una confederación, Osiris cae en la trampa que le tiende su propio hermano Seth, que acaudilla un grupo de setenta y dos conjurados. En el transcurso de un banquete, Seth presenta a sus invitados un hermoso sarcófago, que promete regalar a aquel que se ajuste a sus medidas. Por supuesto, el cofre es demasiado grande para

todos los allí reunidos, pero se ajusta perfectamente a la forma de Osiris, cuando este se decide a probarlo. Y ese es el momento que estaban esperando los conjurados que, inmediatamente, cierran el sarcófago, atrapando en el interior al pobre Osiris y causando así su muerte. El ataúd es arrojado a las aguas del Nilo. Arrastrado hasta el mar, las olas lo depositan finalmente en las costas fenicias, junto a un tamarisco que, sintiendo la santidad del cadáver que encierra, lo cubre con su tronco y ramaje. Isis, buscando el cuerpo de aquel que era su hermano y su esposo, llega a Biblos y descubre que el rey de esta ciudad, admirando la rara belleza del árbol que guardaba el cuerpo de Osiris, lo había empleado como columna de su palacio. El viaje de la desconsolada Isis en busca de su desaparecido hermano y esposo, tal como lo narra Plutarco, es sorprendentemente similar al que realiza la diosa griega Deméter en busca de su también desaparecida hija. Del mismo modo que la divinidad griega halla en su peregrinar reposo y refugio en el palacio de Keleos —donde se convierte en la nodriza del hijo de este, Demofón, a quien está a punto de conceder la inmortalidad, la diosa egipcia se convierte en nodriza del hijo del rey de Biblos, a quien también está a punto de hacer inmortal. Pero cuando Isis, tras encontrar por fin el sarcófago en el que se halla su desgraciado esposo, emprende el regreso, el joven príncipe que ha tenido el privilegio de tenerla como nodriza no se resigna a perderla y, sin hacerse notar, se pone a caminar tras ella. Y cuenta Plutarco que «en el primer lugar desierto que halló en su viaje, cuando se creyó absolutamente sola, Isis abrió el cofre. Aplicó su rostro sobre el de Osiris, le besó y lloró. El hijo del rey iba tras ella observándola en silencio. Isis le vio al volverse, lanzándole a causa de su cólera tan terrible mirada que aquel niño, al no poder soportar tal terror, murió en el acto. Hay quien asegura que murió de un modo muy distinto, cayendo al mar a consecuencia de las circunstancias citadas; mas lo cierto es que por la diosa recibe grandes honores, porque él es a quien los egipcios celebran en sus festines dándole el nombre de Mañeros [...] Dícese asimismo que este Mañeros, cantado por los egipcios, fue el creador del arte de la música».

El Mito de Osiris



Isis regresa con el cuerpo de Osiris a Egipto, pero el pérfido Seth consigue robarle el cadáver y lo corta en catorce pedazos que, con la ayuda de sus cómplices, entierra en distintos lugares. Se inicia entonces un nuevo peregrinaje de Isis que, «ayudada por misteriosas luminarias», consigue encontrar los lugares donde se hallan enterradas las santas reliquias y consigue recuperarlas todas; todas, menos el sexo, que ha sido devorado por un pez. Pese a ello, Isis consigue reconstituir la momia y hacerla volver a la vida, gracias a sus mágicos conjuros. Resucitado, Osiris fecunda a Isis, aunque lógicamente solo con su amor espiritual. Y finalmente Isis da a luz a Horus, que, como es de rigor, se ocupará de vengar a su desgraciado progenitor.

El Mito de Osiris

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