Nacido una primera vez, junto a sus cuatro hermanos, durante
los famosos cinco días añadidos al año precisamente para este alumbramiento,
Horus, en tanto que Haroeris, también llamado Horus «el Viejo», es una
divinidad de contornos imprecisos. Este dios está relacionado para algunos con el significado de los sueños. Es su segundo nacimiento, del vientre de
Isis fecundada por Osiris, el que le llevará a realizar su gesta. Pero antes de
realizarla, recién nacido, Horus es, como diría Plutarco, (Isis y Osiris, 19):
«Un niño débil de piernas, que recibió el nombre de Harpócrates».
Horus, en
tanto que Harpócrates, era representado con los atributos característicos de la
infancia: cabeza rapada, salvo una trenza de cabellos cayendo sobre la oreja, y
el dedo en la boca; esto último haría de él, lógicamente, el dios del silencio,
y, por ello, el dios de los misterios y de la iniciación. Su debilidad al nacer
se ha asociado con el amanecer, ese momento crítico en el que parece que la luz
del sol no va a conseguir vencer las tinieblas; pero también se ha asociado con el horoscopo y el solsticio de invierno, ese momento en que el sol, más débil que nunca, no
consigue elevarse muy alto sobre el horizonte. De todas maneras, el mismo
Plutarco se vería obligado a aclarar en otro lugar (68): «No hay que imaginar
que Harpócrates sea dios imperfecto en estado de infancia, ni grano que todavía
no ha germinado. Hay que considerarlo como el que rectifica y corrige las
opiniones irreflexivas, imperfectas y truncadas, tan extendidas entre los
hombres en lo concerniente a los dioses. Por eso, y como símbolo de discreción
y silencio, aplica ese dios el dedo sobre sus labios».
Pero si en tanto que alba, en tanto que sol en el oriente,
en tanto que joven sol, Horus es un dios de los misterios, llegado a la edad
adulta se convierte en un dios guerrero que se enfrenta con aquel que había
asesinado a su padre en una serie de feroces batallas durante las cuales Seth
se transforma en hipopótamo, en escorpión o en cocodrilo. En la última de ellas,
Horus consigue emascular a Seth, pero este a su vez arranca el ojo de Horus, y,
despedazándolo en seis trozos vuelve, como era su costumbre, a enterrarlos en
diferentes lugares del país. Sin embargo, Thot consigue reunir los fragmentos
del ojo y, gracias a su poderosa magia, logra reconstruir para Horus el llamado
«Ojo ileso», el «oudjat». Los escribas, con el fin de conmemorar
permanentemente la victoria del Bien sobre el Mal, honrar la milagrosa
unificación de aquello que había sido desgarrado y garantizar así la fecundidad
de las tierras y las buenas cosechas, emplearon a partir de ese momento las
diversas partes del “oudjat” para expresar las fracciones de una unidad de
medida de granos llamada hekat.