miércoles, 17 de agosto de 2016

Los talismanes y el tarot en Egipto

La tradición talismánica egipcia que precede al conocido tarot egipcio sigue persistiendo en la actualidad, mantenida a través de los siglos desde las culturas faraónicas, que produjeron multitud de amuletos en piedra o moldeados en barro.

Destacan los amuletos de tumbas de difuntos, elaborados para permitir el descanso de los muertos y propiciar su viaje tranquilo hacía la eternidad. Hay que advertir, no obstante, que tales amuletos no podían evitar el asalto de los ladrones a las tumbas, sobre todo a aquellas de personajes de mayor rango social, que solían incluir joyas y objetos de valor al lado del cuerpo de los difuntos.

Magos, videntes y médicos fabricaban asimismo amuletos para los vivos representando signos jeroglíficos que atraían la suerte, la fuerza, la salud, a belleza, etc., algunos de los cuales aun no han podido ser interpretados en la actualidad en toda su extensión.

En una sociedad politeísta como egipcia, algunos amuletos tomaban su poder de un dios determinado, o bien de un amuleto antiguo que se asociaba a un dios que había probado anteriormente su eficacia y poder; al amuleto se añadía a fuerza de la palabra mediante la invocación a partir de oraciones o formulas que eran recitadas para atraer la energía depositada en el amuleto

Los egipcios distinguían tres componentes básicos en el ser humano: el ka, el ba y el dyet. Este último elemento representaba el cuerpo, el ba el alma, que al morir se separaba dcl dyet e iba al cielo. El ka era el fluido astral o espíritu que nace y vive con el cuerpo y que al morir queda encadenado al sepulcro, viviendo una vida mágica, no real al no poseer ya el cuerpo que la acompañaba; al profanarse la tumba de un difunto, destruyendo un cuerpo momificado, el ka se dispersaba produciendo la muerte total de la persona, y no sólo del cuerpo. Los amuletos tenían la finalidad de proteger la tumba de los profanadores de sepulcros y evitar así esa muerte total que se producía al dispersar el ka.

Las enfermedades eran atribuidas a la ira de los dioses, o bien a los ka de los difuntos que estaban lejos de sus tumbas porque éstas habían sido profanadas y se había perturbado así su descanso. En el caso de un enfermo, debía de recurrirse al exorcismo para conseguir la desaparición de la ira de los dioses o la huida del ka que se había instalado en su cuerpo.


Kurt Lange, egiptólogo citado por Félix Llange en su obra Todo sobre amuletos y talismanes, ha puesto de manifiesto la importante documentación ya interpretada de los sarcófagos y fórmulas mágicas para amuletos, .pero sólo hasta dos siglos antes de la era cristiana. Sin embargo, la documentación anterior a esa época escasea o no ha sido todavía descubierta su significación exacta, limitándose los estudios realizados a conjeturas que hacen difícil su confirmación.