Esta vez no vamos a hablar de el carro del tarot ni de la telepatia, el tema de hoy es un caso muy curioso: La misteriosa mesa de Nulles
Al hablar de esta mesa es inevitable recordar otra famosa mesa que hay en la misma provincia española de Tarragona, en el pueblecito de Porreras, ya que una historia empieza en donde termina la otra. Desde hacía muchos meses la vieja mesa de Porreras constituía un espectáculo para la gente que aprovechaba sus días libres o ratos de ocio para desplazarse hasta Porreras, cerca de Reus y consultar a la enigmática mesa que allí se encuentra. Una vez allí se le formulaban alguna preguntas a la mesa y ésta respondía a los consultantes según la inspiración del momento.
Entre los asistentes a las demostraciones de Porreras, se
encontraba en cierta ocasión la familia Saumells y los tres hermanos se
quedaron tan asombrados e intrigados, al observar cómo se movía la mesa, que.
una vez de regreso a su pueblo, decidieron probarlo ellos mismos con una vieja
mesa de nogal que se encontraba abandonada en el desván. A la media hora surgió
la sorpresa: ¡podían levantarla!
Aquella fue la chispa que hizo arder al pueblo de emoción,
la noticia corrió como un reguero de pólvora. Todo el mundo quería ver actuar a
la mesa, todos preguntaban cosas que ella contestaba; también bailaba, andaba a
dos patas e incluso subía y bajaba escaleras.
Nulles es un pueblecito de 500 habitantes que pertenece al
partido judicial de Valls, con escasa circulación., aunque desde la aparición
de la mesa, los visitantes han aumentado considerablemente. especialmente los
días festivos. La muchedumbre que iba a visitar la mesa hizo necesario que la
misma fuera trasladada de la casa particular de los propietarios al
Ayuntamiento del pueblo, con objeto de no molestar a la familia dueña de la
mesa.
Posteriormente la mesa fue transportada del Ayuntamiento al
bar del pueblo, lugar en donde todos los visitantes podían verla e incluso
preguntarle lo que quisieran. El precio que se hacía pagar por la
experimentación era de 50 pesetas, y la recaudación se destinaba a un fondo
común del pueblo para construir un complejo polideportivo.
Hasta aquí la historia, pero pasemos a estudiar los hechos
que nos interesan. Para mover la mesa de Nulles es indispensable que
previamente se pongan las manos encima de ella. Entrando en contacto a través
del dedo pulgar y meñique de cada mano se consigue que la mesa se mueva más
intensamente, aunque apoyando las manos por separado también se mueve, pero sin
tanta espectacularidad.
Las personas que con mayor eficacia mueven esta mesa son los
citados hermanos Samuells. Mari Carmen, de trece años; Rosa María, de diez, y
Juan, de siete años, pero especialmente Rosa María.
Llevé a cabo une serie de experimentaciones prácticas y en
estas investigaciones pude percatarme claramente de que cuando Rosa María
quitaba las manos de encima de la mesa, ésta entraba en un movimiento mucho más
débil o bien cesaba definitivamente, lo que indica claramente que la jovencita
es el elemento catalizador del fenómeno, por tener una mayor sensibilidad
psicofísica propia de la pubertad.
Con esto no quiero decir que cualquier persona no pueda
mover la mesa, puesto que de hecho todos los que ponen las manos encima de la
misma consiguen hacerlo con más o menos intensidad y todavía no sé de nadie que haya ido a
Nulles y no haya conseguido moverla- Ahora bien, el grado de intensidad y
espectacularidad en sus movimientos depende de la sensibilidad de cada persona.
También, previa imposición de manos, se le puede preguntar
sobre el pasado, presente o futuro. En algunas ocasiones contesta acertadamente
y en otras no, pero donde más estrepitosamente falla es cuando se la inquiere
sobre el futuro, por lo que podemos descartar con toda seguridad «sus dotes de
precognición».
También se la puede hacer caminar sobre dos patas, bien con
las delanteras o con las traseras; simplemente ordenándoselo con la previa
imposición de manos sobre ella, la mesa obedece y levanta dos patas y anda
lentamente con las otras dos. Por el mismo sistema la mesa puede levantar a una
persona de 80 a 95 kilos que se encuentre encima.
La mesa también baila a voluntad del operador: mientras con
una mano la joven Rosa María hace ademanes y gesticula como si estuviera
dirigiendo una orquesta, con la otra apoyada sobre la superficie de la mesa va
dirigiéndola para que siga el ritmo del compás.
Respecto a las posibles levitaciones o suspensiones en el
aire de la «misteriosa mesa», debo aclarar que no son ciertas, puesto que en
ningún momento ni en ninguna ocasión la mesa perdió contacto con el suelo. Si
bien es cierto que la mesa se levanta, solamente lo hacen tres patas, la cuarta
siempre se encuentra en contacto con el suelo, si la mesa realmente levitase
sola sería un claro fenómeno de telecinesia, pero no es el caso.
Conclusión
Según mi opinión, y basándome en la teoría de Chevreult que
fue presentada oficialmente en Francia en el año 1854 y posteriormente
confirmada y aceptada por científicos tan importantes como Faraday y Babinet,
los movimientos de esta mesa son debidos a la causa siguiente:
La mesa de Nuiles se mueve al igual que se mueven las demás
mesas de tales características conocidas en el mundo, por una serie de
movimientos neuromus culares que produce el mismo ser humano y que son de tipo
inconsciente, originados por el propio subconsciente, reacción nerviosa que el
ser humano exterioriza a través de los dedos de su mano, sin pretenderlo ni
saberlo conscientemente.
Precisamente por esta misma razón es por lo que la mesa
contesta correctamente a las preguntas formuladas sobre tiempos pasados o
presentes, preguntas que los propios operadores que tienen las manos sobre la
mesa conocen consciente o subconscientemente y lo exteriorizan facilitando la
respuesta. Por ejemplo, se le puede preguntar cuántas manos hay sobre la mesa y
la mesa siempre contestará acertadamente; en cambio, si se le pregunta cuántas
llaves o cigarrillos tiene uno en el bolsillo, puede fallar, pues la respuesta
dependerá de si lo sabe o no nuestro subconsciente. La mesa puede contestar
todo tipo de preguntas, aunque de hecho son las mismas personas que la manejan
las que se preguntan y se contestan, por lo que la mesa fallará rotundamente
las preguntas formuladas sobre el futuro, a menos que la persona que se
encuentre en la mesa sea un vidente con clara facultad de precognición.
Si ante la mesa se encuentra alguien con facultades de
percepción extrasensorial, sea un médium o persona extraordinariamente
sensible, puede influir directamente sobre la mesa y hacer que dé respuestas
correctas a preguntas de los solicitantes sobre el futuro.
En ocasiones, alrededor de la mesa suelen producirse
transferencias telepáticas incluso entre quienes preguntan (que pueden estar
simplemente de observadores, sin tocar para nada la mesa) y quienes manejan la
mesa y están en contacto con ella a través de sus manos. Entonces puede
captarse el fluido psíquico y conocerse la respuesta, como comprobé yo mismo
con un paquete de cigarrillos y sin tocar la mesa: si yo pensaba un determinado
número de cigarros, la mesa daba el mismo número, y si cambiaba la cifra,
volvía a contestar correctamente. Pero esa experimentación solamente puede
hacerse teniendo a una persona sensible receptiva a la telepatía manejando la
mesa.
Soy de la opinión de que todo tipo de fenómenos y teorías se
han de experimentar y demostrar prácticamente y es precisamente por eso por lo
que en otra ocasión utilicé un bote de polvos de talco normales, esparciéndolos
por encima de la superficie de la mesa. Acto seguido rogué a los hermanos
Saumells que pusieran las manos sobre la mesa y le pidieran a ésta que se
comunicara con ellos dando un golpe en el suelo. Esos niños, uno tras otro, lo
intentaron, pero la mesa permaneció inmóvil. El motivo era que los movimientos
inconscientes de tipo neuromuscular que la mano hubiera podido efectuar no
surtían ningún efecto físico, ya que los dedos resbalaban sobre la superficie
empolvada de la mesa. Luego intentaron moverla algunas personas del pueblo,
pero la mesa continuaba estática, sin que ninguno lograra desplazarla.
Sería falta de sinceridad por mi parte si no dijera que la
joven Rosa María consiguió que la mesa se moviera un poco. Inmediatamente
aparté sus manos de la superficie de la mesa y pudimos comprobar las profundas
huellas que sus pequeñas manos habían dejado marcadas, evidenciando la intensa
presión que la niña había efectuado con la yema de la punta de sus dedos y con
el «monte de venus», término por el que se conoce en quirología a un montículo
o promontorio situado debajo del dedo pulgar y que indica la sensualidad del
individuo.
Hemos de hacer especial mención del hecho de que si la mesa
de Nulles se mueve a impulso de presiones inconscientes, no indica de modo
alguno que su operadora, la sensitiva Rosa María, no esté en posesión de unas
latentes facultades paranormales de tipo psicocinético y que pueda asombrar al
mundo consiguiendo que la referida mesa ande por la calle y suba o baje
escaleras, simplemente con una profunda concentración y ordenándoselo
intensamente con la mente, pero hoy por hoy consideramos que todavía no lo ha conseguido.
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